Receta de rosquillas de canela
Dentro del amplio recetario de postres que tenemos en España, las rosquillas juegan un papel muy importante, sobre todo las tradicionales rosquillas de anís. Se trata de una elaboración que admite tantos cambios que podemos darle mil y un sabores diferentes, como el que os traemos en esta receta, las rosquillas de canela.
Si no te gustan las rosquillas de anís, seguro que con canela cambia radicalmente de estilo. Si no las has probado nunca te las recomendamos, especialmente si te gusta la canela, no podrás dejar de prepararlas.
Y si aún así te gusta, te recomendamos que pruebes esta tarta de San Marcos que está para chuparse los dedos.
Para su elaboración necesitarás:
- 100 gramos de azúcar blanca.
- 4 huevos grandes.
- Un vaso de leche.
- Media taza de aceite de girasol.
- Harina.
- Medio vasito de licor (el que más nos guste)
- El zumo de un limón y su ralladura.
- Dos cucharadas de canela en polvo.
- Esencia de vainilla o azúcar avainillado.
- Un sobre de levadura.
Modo de elaboración de las rosquillas de canela
Comenzaremos echando todos los huevos en un bol y batiéndolos bien con unas varillas, bien sea a mano o con la batidora. Una vez batidos les iremos incorporando poco a poco leche tibia, esto es muy importante porque si echamos leche caliente cuajaríamos los huevos y es algo que no queremos.
También iremos incorporando el licor que hayamos elegido, el aceite de girasol y la esencia de vainilla o dos cucharadas de azúcar avainillado. Lo mezclaremos todo con la batidora para que la mezcla sea completamente homogénea.
El siguiente paso es incorporar la canela, el azúcar, el zumo y la ralladura de limón y la levadura. Lo continuaremos batiendo todo durante unos minutos para que todos los sabores se integren a la perfección.
Una vez hecho iremos incorporando harina que previamente habremos tamizado. Cuando veamos que la masa se encuentre en su punto seguiremos amasándola con las manos sobre una mesa enharinada y con las manos igual, para que no se nos pegue la pasta. Cuando esté bien amasada la extenderemos con un rodillo y la dejaremos reposar un rato con un trapo seco y limpio.
En una sartén grande echaremos un buen chorro de aceite de oliva y la pondremos a fuego medio. Iremos cogiendo trozos de la masa que tenemos reservada e iremos haciendo las rosquillas, bien sea haciendo un cilindro y pegando cada extremo con la presión de nuestros dedos o haciendo una pequeña bolita, aplastarla y atravesarla por el medio con un dedo.
Iremos friendo las rosquillas poco a poco por cada lado hasta que estén bien doradas. Y después las iremos pasando por un plato donde tendremos mezclado el azúcar y la canela, procurando que se impregnen bien de estos dos ingredientes por todos lados.
Las dejaremos en una bandeja hasta que enfríen dado que comerlas calientes puede provocar dolores de barriga. No son caras, pueden comerse en cualquier momento del día y además nos aguantan bien dos o tres días en un recipiente como una lata de galletas o un frasco de cristal. Seguro que no podrás resistir la tentación de comerte solo una.
Ahora sólo tienes que elegir entre las rosquillas y la tarta San Marcos.